martes, 6 de noviembre de 2012

Propiedades terapéuticas de los minerales y sus cuidados

¿Por qué funciona?

 Los cristales minerales son una sustancia natural formada por diferentes procesos geológicos y en distintos ambientes. Su principal característica es que poseen una estructura interna ordenada, es decir, los átomos y moléculas se disponen de una forma regular y precisa, única para cada cristal. Eso hace que la energía que puede fluir por su estructura sea única para cada uno de ellos. Al interferir con nuestra propia energía cada cristal permite trabajar con una frecuencia muy determinada, y por ello cada uno tiene una aplicación terapéutica diferente.

Los cristales necesitan una serie de cuidados y limpieza. En gemoterapia, los cristales se vuelven sensibles a las energías de las personas que trabajan con ellos, y en ocasiones se desgastan energéticamente durante las sesiones de trabajo. Por ello es muy importante la limpieza y recarga de los cristales, fundamental especialmente cuando los cristales son utilizados por más de una persona.

En la ficha de cada mineral se indican los mejores métodos de limpieza de cada uno de ellos ya que hay que tener ciertas precauciones a la hora de limpiar nuestros cristales. Las diferentes propiedades fisicoquímicas de cada mineral hace que ciertos minerales no puedan ser limpiados por el método del agua o la sal, mientras que algunos minerales pueden sufrir cambios de color por una prolongada exposición a la luz solar.
Hay diferentes métodos de limpieza de los cristales:

AGUA

Poner el cristal bajo un chorro de agua durante unos minutos (mejor todavía en un río, arroyo, lago o en el mar con mucho cuidado de que no se nos pierda) limpia el cristal de energías negativas. Lo más conveniente es dejarlo secar a la luz del sol para que se recargue. Hay que tener en cuenta que hay determinados cristales (Halita o selenita por ejemplo) que son solubles, por lo que no pueden ser limpiados por inmersión en agua, sin embargo la mayor parte de los cristales minerales son insolubles, por lo que se pueden limpiar con agua.

SAL

Poner el cristal en un recipiente completamente envuelto de sal. La sal tiene la propiedad de absorber la negatividad residual que puedan contener los cristales. Dejar el cristal en la sal durante varios días, lavarlo y dejarlo secar a la luz del sol.


INMERSIÓN EN AGUA CON SAL

Cuando nuestros cristales están muy descargados o se han utilizado en personas enfermas o con mucho sufrimiento se pueden limpiar sumergiéndolos durante un día en agua con sal y secándolos después al sol. En líneas generales podemos decir que los cristales que no se pueden rallar con una navaja (tienen una dureza superior a 6,5 en la escala de Mohs) pueden limpiarse por inmersión en agua con sal, los de dureza inferior no es conveniente limpiarlos por este método ya que pueden reaccionar químicamente y sufrir modificaciones.

LUZ SOLAR
La luz del sol limpia y recarga nuestros cristales. Conviene dejarlos unas horas expuestos a la luz solar. Hay que tener en cuenta que ciertos cristales minerales pueden generar un efecto lupa con los rayos solares, por lo que es importante colocar nuestros cristales sobre una superficie cerámica que admite perfectamente el recalentamiento que pueda sufrir. Ciertos minerales son susceptibles de sufrir cambios de color al estar expuestos largos periodos de tiempo a la luz solar, en ese caso se pueden colocar en sitios donde reciban abundante luz indirecta.

DRUSAS DE CUARZO Y AMATISTA
Las drusas de minerales están formadas por múltiples cristales que se refuerzan unos a otros, por lo que en general no necesitan recargarse. Colocando nuestros cristales sobre drusas de cuarzo o de amatista durante varias horas estos se recargarán de energía.


RECARGA DE CRISTALES PERSONALES

Para recargar los cristales con los que trabajamos podemos cogerlos con la mano derecha, visualizando un rayo de luz que entra por el chakra de la corona (por la parte superior de la cabeza) hasta el cristal inundándolo de luz. Este método conviene utilizarlo únicamente en cristales de uso personal, que no se utilizan para trabajar con otras personas. Los cristales quedarán impregnados de nuestra propia energía incrementando sus propiedades.

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